No, Doctor, lo que padecen los otros es distinto.
Lo que yo tengo es encantamiento y mi mal comenzó.... desde siempre:
Nací sin piel, como las frutas mondadas, y pude sentir sobre mi carne hasta el cabello del viento. Sufrí de claridad desde la cuna. Fatalmente ya no necesité de las cosas.
Habité por dentro un ciudad distinta y la habilidad de mis ojos se volcó en su paisaje.
Descubrí de raíz la ausencia, el color exacto del remordimiento, hasta podría dibujarle las máscaras de la angustia.
¿No ha oido hablar de lagunas en el cerebro?
Las hay inmóviles como los hielos del Artico, de silencios líquidos y tibias como el limbo. Pero Ud. no sabe que ahí ocurren naufragios pequeños como los de los barquitos de papel; tampoco sabe lo que es tener horizontes siempre fijos, ni lo que es oir una campanada larga que no acaba el toque, que se transforma en aullido, que se quiebra luego entre los tímpanos con amarga vibración.
Y de la sed, qué sabe? ¿Ya descubrieron al fin su sitio y porqué no la sacia el agua? ¿Conoce algo nuevo acerca de la sangre?
En la sangre siempre es de noche. Los glóbulos se erizan, rompen sus cadenas, e inventan ritmos de fósforo, pero su danza es viuda, los glóbulos son hostiles.
Los huesos se ajan como espinas marchitas y la vejez de adentro tiene arrugas que duelen.
En todo vientre existe una cuna en olvido.
Mucho dicen sobre el hambre, pero el hambre que desgarra es de palabras. Cuando alguien las descubre, se lanzan sobre ellas para dejarlas luego como mujerzuelas.
La culpa la tiene el eco, porque traspasa las gargantas con una misma voz y el mismo gesto para cada convulsión.
Pero no tengo lo que piensa. Este temblor que observa es natural, me empieza el deshielo. Peor me pongo cuando es tiempo de fogatas. En ese entonces las arterias sueltan sus cometas y mi cabeza se eleva, golpea el firmamento y se instala en el mundo del insomnio. He de subir más alto, cuando desentumecidas mis venas de la fiebre que padezco sea mas intensa.
No estoy enferma, no: sucede que mis brazos vienen a mi encuentro y me empujan, mis piernas huyen, son ellas las que viajan mientras permanezco en mi cansancio.
Cuando regresan, mi memoria está parda y exprimida; no reconozco mi cuerpo. Prefiero repartirme en un puñado de luciérnagas, pero el resplandor de sus luces ni siquiera alcanza la de un mechón encendido, ni asciende su vuelo porque las detiene siempre un techo de bronce.
Pululan sordas, en enjambre siniestro que se apiña, aquí, sobre mi asfixia.
Por favor, no sonria!
Me he quedado como un ebrio esperando que pase mi camino.
Los caminos están llenos de pisadas y por fuerza hay que ir sobre las huellas.
Pero yo me equivoqué de bosque, olvidada bajo este árbol del sueño se me ha dormido hasta el odio. Me doy cuenta de que en mi corazón avanza un eclipse. Lo siento moverse en lo oscuro como una ostra y confabularse en las tinieblas.
Debo llorar un dia de estos.....
No se asuste: el delirio es un regalo de dioses. Es como concebir al sol y morirse del espanto de que nunca vaya a nacer.
En el mundo de afuera todo cambia: ahora le dá la viruela al vidrio y los niños se empañan.
Los pecesitos del mar han perdido la inocencia, al crepúsculo lo venden en botellas, y el pensamiento es una epidemia que curan con anestesia. Hablan de las alquimias para conseguir la esperanza. Ud. debe saber esto. De lo que no podría informarme es de encantamientos. En las universidades todavia no enseñan la materia.
Bueno, otro dia le explicaré mis síntomas porque ahora estoy de prisa.
Necesito averiguar si existo en las funerarias....
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He aqui un fractal.........de mis favoritos
