Neblina de papel

A veces no se encuentran mejores avenidas que no sean estas calzadas de palabras.
Aquí siempre es de noche, aquí arriban trenes con noticias recientes.
Yo misma vuelvo a esta estación después de haberme perdido en la rutina.
Escribo, porque no sólo es tu cuerpo, ni solamente el tiempo, ni yo la que pasea nerviosa por la azotea.
Es más bien una forma para que las vocales rueden como el sudor por tus labios, o para que tus labios ensayen una voz.
Tú vienes aquí para cobrar esa profundidad que te falta.
Piensas que no eres completamente tú, que tu rostro poco tiene que ver con la línea indecisa que te prolonga por el canal de los renglones.
Y es verdad, esta duda y esta inconformidad tampoco te pertenecen.
Aquí nada se parece a nada; aunque cada imágen sea tu imágen, y cada sonrisa salga de tí.
Aquí es donde yo escribo prolongando el rumbo de una mirada o de un ademán, que quizá no querían decir más.
Aquí la caligrafia es una forma que responde a la interrogación cuando, como ahora, te hago bajar los párpados en la lectura y extiendo tu cuerpo apenas trazado sobre este pliego.
Eres esa colina que momentáneamente forma el oleaje del papel, cuando mi mano entorpecida por tu aparición palpa su superficie, o vuelve atrás colocando puntos y comas.
Y, al acercar estas palabras a tus ojos, sin que lo puedas controlar, por más que bajes la voz, vibran tus labios y éste sonido te recorre la piel.
Después será el silencio, las calles que se alargan hasta la madrugada....

Esto lo escribí un viernes lluvioso de septiembre, hace años ya.....cuando lo normal era todavía escribir en papel, y ello permitía dibujar otras cosas sobre el papel, hacer volar aves que luchaban por salir de la neblina del papel.........donde mis dedos derretidos en sílabas recorrían y humedecían.
Hoy debo estar nostálgica.....